Del paseo de la Castellana a la calle de Serrano. Fue la última calle en urbanizarse en la acera de los pares del paseo de la Castellana. Hasta entonces era un callejón estrecho y sin denominación. Su nombre recuerda al marqués dueño de los terrenos donde se abrió la calle, que nació y creció en el barrio, y de quien se decía que su fortuna era comparable a la del marqués de Salamanca por los muchos terrenos de su propiedad en la zona.